Vender madera hoy ya no es solo cuestión de cortar y negociar. Desde 2025, Europa eleva el listón: además de tener los permisos en regla, habrá que demostrar que la madera no procede de deforestación ni de degradación de bosques. En otras palabras, que el negocio no se hace a costa del futuro del monte.
¿Qué cambia con las nuevas normas europeas?
Hasta ahora bastaba con acreditar que la corta era legal. A partir de 2025, además, será necesario probar que el monte sigue siendo monte: que no se ha convertido en otro uso, ni ha perdido su biodiversidad, ni ha sido degradado.
Esto se traduce en un nuevo requisito: presentar una declaración de diligencia debida, un documento que certifica que la madera procede de una superficie autorizada, legal y libre de deforestación.
¿Qué información tengo que dar?
Para que tu madera sea aceptada en el mercado, deberás aportar:
- Dónde se cortó: con coordenadas precisas de la parcela.
- Qué madera es: especie, cantidad y destino.
- Permiso en regla: la autorización o comunicación de corta emitida en Galicia.
- Origen legal y sostenible: acreditando que el terreno era bosque antes de 2020 y que sigue siéndolo tras la corta. Para entenderlo pongamos unos ejemplos:
Ejemplo 1. Aceptado
María tiene una finca de pinos en Pontevedra. Con autorización de la Xunta, corta la madera en 2025.
- Aporta las coordenadas de la parcela.
- Acredita que la finca estaba arbolada en 2020 (con fotos aéreas y catastro).
- Tras la corta, el terreno queda preparado para regeneración natural o replantación.
Esta madera se considera de origen legal y sostenible y puede venderse en la UE.
Ejemplo 2. Rechazado
Juan taló un bosque de robles en 2021 y lo convirtió en una pradera para ganado. Ahora quiere vender la madera restante.
- La finca dejó de ser bosque tras la corta.
- Aunque la tala se hizo en su propiedad, ya no puede acreditarse que sigue siendo superficie forestal.
Esta madera se considera que procede de deforestación y no se puede comercializar legalmente en la UE.
Ejemplo 3. Riesgo de degradación
Una comunidad de montes sustituye un bosque mixto de castaños y robles por una plantación intensiva de eucalipto.
- Aunque la parcela sigue teniendo árboles, ha perdido biodiversidad y funciones ambientales.
- Podría considerarse degradación forestal, dependiendo de la evaluación técnica.
Si se clasifica como degradación, la madera podría quedar fuera del mercado europeo.
En resumen: no basta con demostrar que la corta es legal. También hay que acreditar que el monte sigue siendo monte, y no se ha transformado en otra cosa.
En resumen, hay que demostrar que el monte se aprovecha, pero no se pierde.
¿Y si quiero vender fuera de la UE?
Las reglas europeas también te facilitan abrir mercado fuera. Muchos países (como EE.UU. o Australia) ya exigen pruebas similares. Contar con documentación clara y, si es posible, con sellos de sostenibilidad reconocidos (FSC, PEFC) abre muchas más puertas y evita bloqueos en aduanas.
¿Qué pasa si no cumplo?
El riesgo es alto: desde la inmovilización de la mercancía hasta multas que pueden alcanzar un porcentaje de la facturación anual. Además, las empresas compradoras cada vez son más estrictas y no aceptan madera sin trazabilidad clara.
Una oportunidad más que una carga
Cumplir estas normas no es solo evitar sanciones. También es una ventaja competitiva: demuestra a tus clientes que tu madera tiene valor añadido, porque proviene de montes bien gestionados y con futuro.
El reto es grande, pero la recompensa también: vender tu madera en un mercado más amplio y exigente, sabiendo que tu monte sigue ahí para mañana.